Células madre: pilar básico del proceso de renovación celular

Células madre, una avanzada en el cuidado de la piel

Las células madre son el pilar básico del proceso de renovación celular, por lo que es fundamental su protección. Tienen tres características comunes: la autorrenovación, la indiferenciación y la derivación a cualquier célula madura.

Este es el patrimonio (en el caso de las células madre adultas) con el que cuenta un individuo para regenerar las células a lo largo de la vida. Las células madre pueden regenerar tejidos en individuos compatibles de la misma especie.

Llamadas “stem cells”, del inglés “células troncales”, se multiplican mediante divisiones mitóticas para dar lugar a otras células madre idénticas, y también tienen la capacidad de diferenciarse en diversos tipos de células especializadas.

El término "célula madre" en tecnología cosmética hace referencia principalmente a activos de origen vegetal, ricos en polifenoles, tales como el resveratrol y luteolina o péptidos capaces de activar el metabolismo celular.

Diferentes tipos

Hay dos tipos básicos de células madre en el cuerpo humano. Las células madre embrionarias, que se encuentran en los blastocitos, y que pueden crecer y diferenciarse en uno de los 200 tipos de células que constituyen el cuerpo humano.

El otro tipo son las células madre adultas, que se localizan en los tejidos. Estas células actúan regenerando sistemas del cuerpo, pero también, manteniendo el normal “turnover” o recambio de los órganos regenerativos, como la piel y la sangre.

Células madre epidérmicas

Las células madre de la piel son las basales, el patrimonio con que cuenta este órgano para reemplazar las células viejas. Tienen capacidad ilimitada de renovación, por eso, al dividirse lo hace en células idénticas a sí mismas. Este es el mecanismo que les permite mantener su población estable.

Estas células madre tienen dos funciones principales; mantener el balance de las células dentro de la epidermis (capa externa de la piel) y regenerar el tejido dañado de toda la piel.

En la dermis (capa media), las células madre están involucradas en el mantenimiento del normal funcionamiento y regeneración de la piel lesionada.

Estas células tienen una vida limitada, ya que el estrés y la edad pueden disminuir la actividad y el número. Esto explicaría una de las causas del envejecimiento cutáneo.

Se vislumbra que se usarán para la reconstrucción de los tejidos, a partir de sangre del cordón umbilical, o de células madre provenientes de diferentes tejidos.

En cosmética

Las células madre vegetales son las que actualmente se utilizan en cosmética. Tienen la particularidad de conservar la juventud.

En el mercado actual existe todo tipo de cosméticos elaborados con activos de células madre vegetales. Estas se extraen de unas manzanas suizas muy ricas en fitonutrientes y células de larga vida. También, de la cáscara de la uva y de la raíz del Polygonum Cuspidatum, una planta medicinal china.

Lo común en estas plantas es la presencia de un flavonoide llamado resveratrol, conocido y usado en cosmética por su potente actividad antioxidante y su capacidad antiinflamatoria.

Los componentes que contienen retrasan el envejecimiento celular (son antiarrugas), protegen contra el estrés oxidativo, reparan el ADN celular producido por los daños solares y combaten el envejecimiento cronológico.

Mantienen y prolongan la actividad proliferativa y ayudan a mantener la vitalidad de las células madre epidérmicas.

En los Estados Unidos, ya hablan de productos que se elaboran con células grasas extraídas de las personas para fabricarles su crema. Como ocurre con otros tratamientos, es muy probable que en poco tiempo se extienda esta tendencia a otros países.

Dra. Adriana Raimondi. Dermatóloga, miembro de la SAD y de la American Academy of Dermatology, directora de D&ME.

Fuente: Clarín Buena Vida